La ceremonia ha sido preciosa, los invitados están encantados con la boda y el banquete está siendo todo un éxito. Es ahora cuando se da cita uno de los momentos más divertidos, intensos y tradicionales de los casamientos: ¡la llegada del pastel de bodas!
Recuerdo que, en la última boda a la que asistí, todos los invitados se pusieron en pie cuando el pastel de bodas hizo acto de presencia en la sala, un dulce del que se tomaron multitud de fotografías.
Y es que, aunque es una costumbre que se está perdiendo poco a poco, dar por finalizado un enlace matrimonial con un maravilloso pastel de bodas continúa siendo una opción a la que recurren multitud de recién casados. De hecho, rara vez falta una tarta nupcial en una boda real. Por algo será, ¿no?
Así que, como me encanta que los banquetes acaben con un espectacular pastel de bodas, hoy quiero ofrecerte tres ideas para que puedas elegir una tarta muy especial.
Detalles originales
Para personalizar tu pastel de bodas y convertirlo en una tarta de lo más encantadora, bastará que utilices unos sencillos detalles, como adornarlo con pequeñas flores, tus chucherías favoritas o unos bombones con forma de corazón. ¡Dale rienda suelta a tu imaginación!
Formas imposibles
Si quieres celebrar una boda original, rompedora y diferente, olvídate de las tartas tradicionales e inclínate por darle el toque final a tu ceremonia con un pastel de bodas elaborado con formas divertidas que representen algún aspecto relevante de tu vida, como ese significativo monumento de aquel viaje tan especial que hiciste junto a tu pareja o la maravillosa alianza que tu chico te entregó cuando te pidió matrimonio, por ejemplo.
Adáptate al contexto
Otra idea es adaptar tu pastel de bodas al contexto, concretamente a la estación del año en la que te cases. Así, si decides pasar por el altar en verano los motivos playeros, las frutas de temporada como la sandía o el melón y las flores más veraniegas tales como los geranios y las orquídea serán tus grandes aliados.