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¿Vuestra abuela no les lo afirma? La mía sí. Todo el tiempo, siempre y cuando me ve salir (o bien ingresar), de septiembre a abril, desde el instante en que tengo empleo de razón. Se ve que en algún instante su “insistencia” dio los frutos aguardados, porque en este momento soy una enorme apasionada a los gorros y sombreros generalmente. Y la época que más me agrada para emplearlos es el invierno.
¿Qué nos ponemos en la cabeza este año? Ya que la inclinación en el invierno 2013-2014 la marcan frente todo los gorros de lana. Los he visto monísimos de la compilación Pepe Tejanos en de jacquard y de punto, con diseños geométricos muy de invierno y siempre con el pompón en prominente. Un accesorio simple y útil mas lleno de opciones, y muy sugerente, aunque logre no semejarlo a simple vista.
Tampoco hay que pasarse de ala
Aunque en lo personal me agradan menos, además se ven varios gorros de inspiración leñador con estampado animal. Me encontré el weblog de una muchacha muy mona (http://cosasbutterflies.blogspot.com.es) que encontró en Primark gorros de punto o bien de pelo, a lo oso panda o bien estampados; las orejitas de adorno y las orejeras para el frío, la otra faceta de los gorros animalescos del actual año.
Stradivarius, Mango, Zara, mires donde mires, gorritos de lana en distintas tejidos o bien de pelo, la mayor parte con borlas y/o bien orejitas, y alguno alargado a rayas horizontales con bastante encanto. Y sucede que los beanies, como además se los conoce como estos gorros de aspecto pretendidamente descuidados y vagabundescos, siguen otro año más en todo lo prominente.
Mas, aunque triunfen, no todo son gorros. Los distinguidos borsalinos jamás pasan popular, y este año se imponen las alas anchas (llanas unas, ondulantes otras) y las copas más bien altas, con alguna cinta y en colores burdeos, naranja, cobrizos y negro. Otra alternativa, además de ala ancha y más formal, son las pamelas, en fieltro o bien en pelo. Y como no, un panamá jamás está demás, mas hay que entender llevarlo.
Entre los chicos sucede lo mismo con los panamá; una apuesta tradicional mas osada de la que es conveniente no abusar si no deseas transformarte en “el del sombrero”. Se ve que los más valientes y fashion van a elegir además por un borsalino de ala ancha. Con las barbas largas que se llevan en este momento y el aspecto descuidado que se impone, se ve que observaremos a varios George Harrison por las calles.
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