El calzado es uno de los aspectos que más nos preocupan al vestirnos para una boda. Sí, puede que nadie repare en él… pero seguro que a nosotros nos parece que tenemos mil ojos puestos en nuestros pies. Ahora que tenemos el verano encima, ¿es aconsejable llevar sandalias?
Si la boda es al mediodía, y sobre todo si vivimos en zonas calurosas, no debemos tener reparos en llevar zapatos frescos que permitan que nuestros pies se aireen. No es algo que debamos tomar a la ligera, después de todo: van a ser muchas horas de pie, probablemente, y llevar los pies “encerrados” en un zapato no sólo será incómodo sino que puede acarrearnos problemas, callos, rozaduras… a corto plazo. Mejor prevenir que pasar después días de terrible fastidio sin apenas poder andar.
Así que, sí, desde aquí os animamos a probar con sandalias como parte del conjunto de boda. Hay muchos modelos pensados para fiesta que podemos utilizar y que combinan perfectamente con clutches o bolsos de mano. El color será la clave determinante: para una celebración de este tipo, lo mejor será escoger tonos dorados o plateados. En ambos casos son adecuadas tanto para bodas de día como de noche. Eso sí, hay que evitar que tengan tonos excesivamente brillantes, y si escogemos calzado con adornos o pedrería deben ser de pequeño tamaño. La discreción, no lo olvidemos, tiene que ser siempre la norma.
Si queremos lucir tobillos, sandalias pulsera
Las sandalias pulsera son ésas que se abrochan en la parte superior del tobillo; en nuestro caso pueden ser idóneas si vamos a llevar un vestido corto, que deje al descubierto esa parte de nuestra anatomía, y si además queremos combinarlas con una pulsera auténtica. Si nos decidimos por este modelo, es importante recordar lo mismo que hemos comentado antes: la comodidad debe estar por encima de todo, y debemos desechar enseguida cualquier calzado que nos vaya a apretar en exceso el tobillo.