Después del stress que puede representar la preparación por meses de una boda, la luna de miel es el final perfecto para tan grande acontecimiento, dándole a los nuevos esposos la oportunidad de relajarse y olvidarse por unos días de los corre-corre diarios…
Sea a donde sea, es totalmente recomendable irse de luna de miel y descansar, además que es una oportunidad especial de compartir totalmente el uno con el otro. Algunos aún tienen la creencia que la luna de miel debe ser a un lugar lejano y exótico para que sea digno de ser llamado “viaje de novios”, lo cual no es cierto. Al contrario, aunque sea a un lugar cercano al lugar de residencia, lo importante es que la pareja pueda desconectarse de su rutina diaria y compartir los primeros momentos (de muchos) como esposos… Aún cuando la pareja conviva ya desde algún tiempo, la luna de miel es especial, es el inicio de una nueva etapa en la relación que llevan.
Así que dependiendo del presupuesto del que aún dispongan (luego de lo costosa que puede ser una boda), tomen al menos unos 5 o 6 días para tan dichoso viaje y olvidense del resto del mundo.
Recuerden que, dependiendo del destino y época a la que viajarán, hay una serie de preparativos que deben tomar en cuenta, como visas, pasaportes, temporadas altas o bajas, etc.
Por último, traten de hacer su viaje uno inolvidable, aún cuando en el futuro realicen muchos más o hayan realizado ya alguno juntos, el viaje de novios merece ser considerado especial. Lleven un diario juntos, empaca esa lencería sexy y fina, lleven consigo velas y la música que ambos disfrutan, reserven la habitación nupcial del lugar donde se hospedarán… En fin, lo más importante es estar juntos…
Fuente: LindisimaDe bodas | Imagen: Flickr