En nuestros días no es algo extraño las bodas en segundas nupcias, si bien un divorcio es un momento difícil para cualquier persona también es una realidad que luego de un tiempo todos tenemos derecho a rehacer nuestras vidas. Y si el amor vuelve a tocar a tu corazón y decides dar el sí una vez más, habrá otra boda. Aunque esta vez puede ser que los protagonistas sean algunos más que tú y tu pareja; esto es, en el caso que alguno de los dos, o ambos, hayan tenido hijos en sus matrimonios anteriores.
Si bien es cierto que en esta segunda oportunidad, y tomada la decisión de encarar otra boda, todas las cosas están habladas y seguramente llegarás a ese momento con muchos menos nervios y presiones; es importante sin embargo no dejar nada librado al azar. Por lo general se eligen celebraciones mucho más sencillas e íntimas, aunque esto también dependerá de la personalidad de los novios.
Lo importante es elegir el sitio y el tipo de ceremonia que esté acorde al estilo de familia que van a conformar y donde cada uno de los nuevos integrantes se sienta incluido y valorado. Una idea muy original para esto es que en la tarjeta de invitación sean los hijos quienes invitan al casamiento de sus padres, dando a entender que finalmente logran “desprenderse” de ellos. En el caso de que sean más pequeños pueden participar como damas de honor, si son niñas. Y si ya leen pueden participar, siempre que lo deseen, con alguna lectura durante la ceremonia.
Lo importante es convertir este momento que usualmente es de dos en lo que realmente significa en el caso de ustedes, una celebración en la que una pareja y sus hijos se unen para pasar el resto de sus días juntos.