Es posible que tengas todo bajo control, llega el gran día de la boda y no hay detalle que falte revisar, solo resta disfrutar de este gran momento que tanto has esperado y planificado. Pero, cuidado, hay algo que no se puede supervisar ya que cuando esto sucede te encuentras inmersa en la emoción y alegría que una ocasión así te depara. Estamos hablando de las fotos de la boda.
La pareja es, sin dudas, la gran protagonista de casi todas las fotos; y es impensado que te detengas ante cada una de ellas para imaginar la mejor pose o la mirada que más conviene. Pero luego lamentarás no haber tomado tus precauciones ya que no querrás que pasada la boda y con las fotos delante de ti encuentres que no te gusta como has salido en ellas.
Para esto debes tener en cuenta dos cuestiones que parecen contraponerse, pero en realidad se complementan y son tan importantes la una como la otra, verte bien y a la vez sentirte cómoda y libre para disfrutar cada momento. El secreto para esto es realizar una prueba fotográfica previa para descubrir cuales son las poses o ángulos que más te favorecen. Una vez sabido esto, déjate llevar por las emociones pero sin olvidar la lección aprendida.
Practica hasta que la cámara no te intimide y luego se lo más natural que puedas, tus emociones también engalanarán las imágenes y te darán esa belleza que ningún otro truco puede brindarte. Sonríe y se tú misma, todo lo demás saldrá perfecto.
Fuente e imagen: bodaguia
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