APPSÍGUENOSFBNoticiasArtículosVídeosEn FormaComerBeberVerOírHacerLeerSexoTechCristina Villadóniga – 20/1/2013
La primera novela para mayores de la autora de Harry Potter llegó a las librerías españolas el pasado 19 de diciembre, mas las esperanzas fueron bastante altas.
TwittearSeguir @carrieandserenaA J.K. Rowling su popularidad la antecede. Ganadora de varios premios y galardones honoríficos como la Orden del Imperio Británico, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, la Légion dHonneur de Francia o bien el Premio Hans Christian Andersen, su crónica es muy conocida: Joanne Rowling (1965, Gloucestershire, Inglaterra) era una madre soltera británica con inconvenientes económicos que subsistía por medio de las ayudas estatales por desempleo y que un favorecido día, en un viaje en tren, concibió la narración de un niño mago que la encumbró al éxito. En un tiempo reducido, la mujer de orígenes humildes se transformó en multimillonaria.
Tras el fenómeno editorial y taquillero de la saga Harry Potter, con más de 450 millones de ejemplares vendidos y 8 películas, J.K. Rowling dejó el planeta mágico de la literatura infantil y juvenil para intentar adentrarse en el cosmos más crudo de la literatura para mayores. Mas su primer trabajo es una novela desilusionante, desesperante por instantes, cuya técnica narrativa deja bastante que querer. Una novela innecesariamente trágica, ridículamente escabrosa y horriblemente planteada en 600 páginas que se hacen eternas por carecer de gancho, comparaciones repletas de infantilismo y un exceso de individuos y adjetivación mal encaminado.
NOVELA – Salamandra, 2012. 608 páginas. 23 euros.
La historia empieza con la inmediata muerte por aneurisma cerebral de Barry Fairbrother con poco más de 40 años, mujer y 4 hijos, y avanza con las reacciones frente exactamente la misma de los vecinos del plácido pueblecito inglés (soñado) de Pagford. La novedad se prolonga como la pólvora y hace una guerra por contemplar la plaza vacante que tras el deceso queda en el concejo parroquial del pueblo, una genuina pugna entre vecinos que muestran sus candidaturas y ven como sus harapos sucios van a la luz, sus miserias y perversiones. Un retrato de la Inglaterra más profunda, donde se combina la clase media británica, dueña de tiendas de delicatessen, doctores o bien instructores, y la clase más marginal, que vive por medio de subsidios estatales y hundida por adicciones de heroína en una urbanización con jardines llenos de basura.
Mas una novela para mayores no puede calificarse como tal únicamente por tratar drogas, sexo, palabrotas o bien desgracias. Requiere emprender los temas presuponiendo una sabiduría del lector que Rowling se ve omitir al insertar explicaciones superfluas por boca de sus individuos: «Mary se había desmoronado al notar a Tessa: se le había echado a los brazos y había escondido la cara en su cuello soltando un gemido desgarrador. Mientras que lloraba además, y sus lágrimas resbalaban por la angosta espalda de Mary, había planeado con impactante claridad que el estruendos que hacía su amiga se llamaba plañido».
Además, el citado exceso de individuos juega en contra suya: por mucho que trata de caracterizarlos, los individuos son vacíos, sin carisma, poco atrayentes y, frecuentemente, poco creíbles. Brinca de un personaje a otro, de su pasado a su presente, intentando de definirlos sin cesar: hasta la última hoja del libro hay especificaciones. Mas unicamente se queda en el cliché, no ingresa como mucho íntimo de lo que habría de ser y el reparto de tiempos y acciones aplicados a cada uno de ellos es bastante dispar. Por otro lado, la utilización de paréntesis (cuyo contenido se prolonga a veces a lo largo de numerosas páginas) se hace muy recurrente para evocar acontecimientos pasados, recuerdos o bien diálogos, mas no está clara la necesidad de exactamente los mismos ahora que las especificaciones y referencias al pasado además están en los parágrafos normales.
No obstante, lo malo de la novela, sin ningún género de dudas, es la excesiva adjetivación y la mediocridad de las comparaciones. Los adjetivos sobrecargan el texto de forma muy molesta, no hay cita sin adjetivo (valgan como ejemplos: «Terri separó de un manotazo una lata de galletas vieja y rajada que había en entre las descuidadas y maltrechas sillas» o bien «La luz que entraba por las descuidadas ventanas cubría las sucias pantallas de irritantes manchas»). La adjetivación extrema llega al punto de calificar el viento como «perverso» o bien «sin corazón» o bien la sangre como «líquido obscuro y enigmático».
En relación a las comparaciones, carecen de madurez y también de sentido, siendo la mayor parte de más propias de un libro como Harry Potter que de una novela para mayores: de entre los individuos, al darse cuenta de la desaparición de su amigo, afirma que «sentía un mal tan enorme y descontrolado que la aterraba; era tal y como si una bestia maligna hubiese surgido de entre las tablas del suelo»; o bien en el momento en que tiene relación a que la localidad vecina comenzó a crear casas hasta el límite territorial del pueblo y afirma «mas entonces, según aseguraba la historia de leyenda local, llegó la inmediata obscuridad que acompaña siempre al hada mala»; o bien en el funeral de su amigo, entre los individuos se sienta en el primer banco tras llevar el féretro y lo equipara con «ir en el primer taburete de una montaña rusa, llevándose la peor una parte de cada giro alucinante, de cada bajada de infarto»; o bien, ahora finalmente con los ejemplos (habría considerablemente más), en el momento en que charla de piel abrasada por aceite hirviendo y afirma «Terri llevaba una remera de tirantes que le dejaba al descubierto la piel quemada del brazo, el cuello y la parte de arriba de la espalda formando pliegues y arrugas antinaturales, como de helado derretido». Igual que en Harry Potter se vislumbraba la madurez entrelíneas, aquí se huele el infantilismo de una manera desmedida; no se tienen la posibilidad de atemperar las cosas de similar forma.
J.K. Rowling
Más allá de que J.K. Rowling no otorga muchas entrevistas, ha proclamado a distintos medios que «Una plaza libre imprevisible» es una novela sobre la moralidad y la mortalidad, como en su día lo fue Harry Potter, mas moderna. La verdad es que moralidad y mortalidad son temas centrales, mas aliñados con crueldad doméstica, ayudantes sociales, heroína, violaciones, abusos sexuales a inferiores y otros temas sórdidos, bastante gratis. El inconveniente es que no puede mantenerse similar nivel de crueldades con una escritura edulcorada que mezcla de forma poco correcta desgracias y pensamientos naífs. Por ejemplo: insultos como «puta y zorra» o bien «que te jodan vieja desgraciada» se ven seguidos por «Jamás le había dicho: \’me fallaste abuela\’. Jamás le había dicho: \’¿por qué razón no me dejaste que me quedara contigo?\’. Jamás le había dicho: \’te deseaba más que a nadie en el planeta, abuela\'» (todo ello en expresiones y pensamientos de una drogodependiente que va en pos de heroína).
En el final, todo queda en una visión panorámica de un pueblo, sus mayores y jovenes, las relaciones entre parejas, progenitores y también hijos, instructores y estudiantes, ricos y pobres, que se mezclan con desgracias, hurtos y marginalidad, realizando particular incisión en la radiografía de unos jovenes ingleses en cuya caracterización no se priva de tocar las partes más pobres de sus jóvenes existencias. En una novela como esta está muy, muy claro que la catástrofe está al asecho: tras 570 páginas sin solamente acción, la autora cierra el libro con un (previsible)final apoteósico.
En todo caso, «Una plaza libre imprevisible» tiene garantizado el dominio de las listas de bestsellers mundiales; el nombre de Rowling es bastante. Tras cinco años sin difundir nada, la llegada de esta novela era esperadísima y se convirtió en un éxito de ventas en el planeta anglosajón, donde salió al mercado el 27 de septiembre con el título «The Casual Vacancy». La versión castellana, que salió en venta de manera simultánea en España y América Latina el 19 de diciembre, tiene carices de transformarse en un éxito arrollador. Además, la cadena británica más especial, la BBC, ahora anunció que convertirá la novela en una miniserie cuyo estreno se prevé para 2014.
La verdad es que la crítica no es unánime y el nombre de su autora lúcida mucha curiosidad. La literatura, como todas y cada una de las artes, es subjetiva: a unos les agradará «Una plaza libre imprevisible» y a otros no, mas se ve incierto que alguien logre calificarla como pieza maestra. Si no sois muy rigurosos, encontrareis un diversión pasajero; si en cambio lo sois, considerareis esta novela como un libro completamente prescindible.
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