La pamela y su protocolo en las bodas

Depositphotos_21236899_s

Ya hace algunos años que la pamela ha dejado de ser una excentricidad propia de las bodas de las revistas para convertirse en un complemento muy demandado. ¿Pero sabemos bien cuándo y cómo llevarlas?

Sí, habéis leído bien ahí arriba. No sólo es importante saber la manera correcta de llevar nuestra pamela… sino también la época del año y del día para ello. No vale todo en este sentido. La pamela, estrictamente hablando, es un complemento para cubrirnos del sol, por lo que lo lógico es que la llevemos en las temporadas en las que éste puede molestarnos. No tiene mucho sentido acudir a una boda en pleno invierno con ella, si además nos va a llover o nevar encima. El protocolo dicta que sólo pueden llevarse a las bodas entre el quince de marzo y el quince de octubre, y sólo para bodas que comiencen como mucho a las seis de la tarde. Eso sí, todo esto queda invalidado si llueve, como hemos dicho antes, en cuyo caso no podremos llevarla de ninguna manera. El vestido que la acompañe debe ir siempre por debajo de las rodillas.

¿Cuánto hemos de aguantar con ella?

La pamela puede darnos un toque distinguido, elegante, que seguro que nos encanta… al menos durante las primeras horas. Y es que no cabe duda de que llegará el momento en que empecemos a cansarnos un poco, a menos que realmente estemos acostumbradas a llevarla y tengamos experiencia de otras bodas. Según las normas de protocolo, tenemos que mantener la pamela puesta al menos hasta que los novios hayan realizado el primer baile. Aunque, por suerte, antes que la norma está el sentido común. Si cuando estamos en el banquete notamos que incomoda a los comensales a nuestro lado, o que realmente nos resulta imposible comer con ella puesta, tenemos plena libertad para dejarla a un lado.