Las tarjetas de agradecimiento

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Aunque se trata de otra de esas modas del mundo anglosajón, no deja de ser algo de sentido común, en el fondo. Muchas personas se desviven por hacernos un regalo en el día de nuestra boda; lo menos que podemos hacer es agradecérselo de manera explícita después del gran día.

¿Qué entendemos por tarjeta de agradecimiento? El nombre nos lo dice todo, realmente. Es una tarjeta que debemos enviar a todos los que nos hayan hecho un regalo de algún tipo para darles las gracias por el esfuerzo, que en algunos casos, lo sabemos bien, puede ser bastante trabajoso. Sí, tras la boda estaremos agotados, y es probable que durante algunos días no queramos saber nada de preparativos de absolutamente ninguna clase. No hay problema en retrasar la tarjeta de agradecimiento una semana o dos, quizás dejarla para después de la luna de miel (cualquiera de nuestros amigos o seres queridos lo entenderá)… pero, sea como sea, no debemos olvidarnos de ella.

Evitar los automatismos

Con el tema de las tarjetas de agradecimiento pasa lo mismo que si enviamos un currículum, por ejemplo, aunque se trate de dos mundos totalmente distintos entre sí. Cualquier empresa o reclutador se da cuenta enseguida cuando un currículum se envía de forma mecánica, automatizada, a veces sin pararse a mirar dónde se está enviando realmente. Y la impresión no es precisamente positiva.

¿Entendéis por dónde vamos? Las tarjetas de agradecimiento deben ser personalizadas, dirigidas a la persona en cuestión, con un texto cercano y dando las gracias por el regalo específicamente… Tendremos que hacer un esfuerzo mental extra, gastar mucho tiempo y asegurarnos de tenerlo todo organizado (para eso podéis utilizar alguno de los programas o herramientas online que os recomendábamos en esta entrada), recordando quién nos regaló qué, aunque la boda sea un caos de recuerdos en nuestra memoria. ¡Equivocarnos en esto puede ser un desastre!