La crisis ha llevado a muchas personas a buscar soluciones laborales imaginativas de muy diversos tipos. Una de las opciones que tenemos para reinventarnos profesionalmente, en caso de que nos guste el mundo de las bodas, es la de convertirnos en wedding planners. ¿Pero qué significa este concepto?
¿Qué supone ser un wedding planner? En español lo llamamos sencillamente planificador de boda, y tal vez sea un perfil que hoy en día sigue sin ser demasiado conocido. Pero poco a poco va ganando terreno, en gran parte por la influencia estadounidense, donde se trata de una profesión bastante común. Estamos acostumbrados a ir picoteando de aquí y de allá, buscando el traje de boda por un lado, la tarta por otro, el menú por un tercero… Al final, no son pocas las parejas que sólo consiguen con ello una generosa dosis de estrés que tarda semanas en disiparse. ¿Por qué no delegar todos esos pasos en una sola persona?
Esto es precisamente lo que hace un wedding planner. En primer lugar, ayuda a la pareja a diseñar lo que quieren de su boda, dando forma al estilo que tengan en menten, desde el más sencillo hasta el más elaborado u original. Se encarga de coordinar a los proveedores de todos los servicios, de manera que se convierte en el único interlocutor con los novios. Y por último, se encuentra presente en el día de la ceremonia, asegurándose de que todo salga a la perfección.
¿Qué puedo estudiar para ser wedding planner?
Podemos pensar que esta clase de profesión no necesita estudios, ya que parte todo de una base de intuición, capacidad de coordinación y gestión del estrés. Bueno, es así en gran medida, pero lo cierto es que podemos prepararnos y aportar una titulación si lo deseamos para validar nuestro trabajo. La Escuela de Estudios Superiores SEAS o páginas como tubodaenrosa.es nos ofrecen la posibilidad de especializarnos y aprender de la mano de los profesionales en la materia todo lo que necesitamos saber.