Los inviernos no parecen hechos para las bodas… a menos que nos guste la estética nevada, por ejemplo, en cuyo caso seguro que estamos deseando fijar la fecha en esta estación. Si tenéis pensada una boda en Navidad, hoy os damos algunos consejos.
El vestido de novia, acorde con la temperatura
Lo primero que las novias deben quitarse de la cabeza, está claro, es la idea de comprar un vestido que deje mucha piel al descubierto. Pero no hay que pensar que las bodas en invierno están reñidas con la elegancia, ni mucho menos. Podemos encontrar vestidos de manga larga y abrigos a juego pensados especialmente para esta clase de ceremonias: nada que ver con “parches” o añadidos de último momento, sino piezas de auténtico diseño. Lo mismo sucede con los novios, aunque ya sabemos que ellos lo suelen tener mucho más fácil.
¿Qué comer?
Las bodas en invierno pueden ser un buen momento para dar a conocer a nuestros invitados otra clase de manjares. En la recepción, por ejemplo, se puede servir vino especiado, muy propio de Alemania o Suiza y que suele tomarse caliente. Y si estamos en Navidad, ¿qué mejor que una selección de chocolates o recetas de turrón poco habituales? Con esto seguro que acertaremos.
¿Y cómo visten los invitados?
Ya hemos hablado del look que pueden tener los novios… ¿pero qué hay de los invitados? Para ellos suele ser a veces incluso más difícil elegir. Las posibilidades son muy amplias, así que sólo hablaremos de los colores: el azul marino, que se puede combinar con el rojo o el granate, es uno de los más adecuados para las bodas de invierno, así como el negro, que siempre aportará a nuestro estilo ese toque de elegancia. En esta temporada no importa especialmente que la ceremonia sea de día o de noche: podemos elegir cualquiera de estos colores pero en tonalidades más claras en función de la hora.
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