Para celebrar una boda exótica no hay que hacer gran cosa hoy en día: basta utilizar alguno de los rituales menos habituales que se están popularizando. Pero también podemos salir del todo de la norma y viajar a otro país… por ejemplo, al Himalaya.
Una boda en el Himalaya será idónea para quienes tengan una convicción religiosa budista, o simplemente los que se sientan atraídos por ese ambiente de recogimiento y tranquilidad, totalmente opuesto al bullicio y la opulencia que muchas veces se estila en nuestras bodas occidentales. Eso sí, hemos de tener en cuenta que el hecho de que sean más sencillas no implican necesariamente que sean gratis, y algo nos tendremos que rascar el bolsillo: ya sea un donativo voluntario, como solicitan algunos monjes por realizar la ceremonia más simple, o algo más si queremos añadir detalles de vestuario, decoración… Unido esto al coste del viaje, nada despreciable, más nos vale empezar a meter dinero en la hucha desde muy temprano.
Además, no nos olvidemos de que las temperaturas ahí arriba no tendrán nada que ver con nada que hayamos experimentado antes. Si nos resulta difícil soportar el frío, tendremos que pensárnoslo dos veces antes de escoger esta opción para nuestra boda.
¿Dónde celebrarla?
Aunque los monasterios budistas suelen ser lugares de meditación donde se promueve la frugalidad y el estoicismo, ya hace bastantes años que han comenzado a abrirse a la celebración de bodas tanto de su país como del extranjero como una manera de financiarse y sostenerse. Uno de los más populares es el monasterio de Tiksey, en la India, que se sitúa en lo que anteriormente se conocía como el reino de Ladakh. Se puede acceder fácilmente en coche desde Nueva Delhi, aunque lo más adecuado, claro está, es contar con un guía que haga las veces de intérprete y nos lleve hasta allí garantizándonos que no nos perderemos o no protagonizaremos malentendidos a causa del idioma.
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