Boda lindo en un castillo por Días de Vino y Rosas

Me faltan expresiones para la preciosísima boda de hoy, con lo que dejo que hable la novia Paula, con las imágenes de Días de Vino y Rosas:

La parte más bonita de las historias amorosas a distancia son los rencuentros. En mi caso, cada viernes aguardaba tras la mira ver manifestarse sus ojos, su sonrisa, su barba de tres días, su trolley negra. Por otro lado, aquel viernes antes de Navidad, debí abrir bastante mi ojo en la mira para corroborar sorprendida que en esta ocasión, abriría la puerta a un colosal ramo de rosas y un anillo. Más ojos de sorpresa nos aguardaban esas Navidades, en el momento en que anunciamos a nuestras familias que nos casábamos dejándoles un mensaje oculto en el roscón de Reyes. Afortunadamente nadie se atragantó, ni con el roscón ni con la novedad… conque nos hayamos puesto a elaborar el que sería nuestro día diez: el diez de Marzo de 2012.Instante particular de los preparativos fue la elección de mi vestido de novia en Covadonga Plaza (Oviedo). Creía que lo de “sentir que es el tuyo” era un tópico; y con esa iniciativa me fui a soliciar cita para evaluar. Ese día pisé sin estimar un vestido que colgaba de su percha con el resto. Días después, en la prueba…¡lo sentí!¡ Ese era mi vestido! el que, de casualidad, tenía en la cola la marca de mi tacón.

El enorme día llegó con un inesperado sol de Marzo. En mi casa, ¡solo chicas!Mi madre había precaución, como siempre, hasta el último aspecto: Candelas, flores, canapés… y nosotras. Fueron instantes muy destacables. Mi hermana y mi cuñada pusieron las risas inquietas, sin entender que horas después recibirían el ramo de la novia.

¡No puedo pensar que vaya a llevar a cabo un año ahora de todo lo mencionado! pensaba que eso de “el día más feliz de tu vida” además era un tópico… mas la cuestión es que este es el año más feliz de mi vida! prosigo aguardando los viernes tras la mira de nuestro nuevo piso… ¡no cambió nada! Y por otro lado el 10 de Marzo lo cambió todo…

Los zapatos fueron amor a simple vista en Mónica García. Soy bastante de taconazos y pienso regresar a ponérmelos en relación tenga ocasión.Mi padre y pusimos rumbo al castillo de San Cucao en un Citroën L11 rápido. Desde el “Dos caballos” que tenían mis progenitores en el momento en que eran novios, siempre hubo un coche Citroën en mi casa. Para el enorme día ¡no podía faltar uno! en versión tradicional en esta ocasión.El Castillo de San Cucao lo escogemos Damián y porque nos encantaba la iniciativa de casarnos en una torre del siglo XIV y de que fuera todo exactamente en el mismo sitio, sin la necesidad de desplazarnos para el convite. La liturgia fue personal, con la música escogida por de los Beatles y Cold Play… en versión cuerda. Leyeron dos buenas amigas nuestras y le dediqué a Damián unas expresiones que me moría por mencionarle: “Siento que cada día tu prioridad es hacerme feliz, y la mía, hacerte sentir lo mismo, todos y cada uno de los días de mi vida.”

Fotografía: Cecilia, de Días de Vino y Rosas, se dejó la piel para ser nuestros ojos ese día. ¿El resultado? ¡Fabuloso! A las fotografías me remito. Nada ni nadie se escapó a su propósito… ¡ni al nuestro! Que era tener unas imágenes de boda diferentes y entrañables.

Sitio liturgia y convite:Castillo de San Cucao

Flores:De mi ramo y de toda la decoración floral (dentro candelas y faroles) se ocuparon Pando floristas; amigos, familiares y enormes expertos.

Vestido de novia: Covadonga Plaza

Zapatos de novia: Mónica García

Coaliciones:Las coaliciones son de platino la de Damián y de titanio y diamante la mía, en Joyería Antuña.

Maquillaje:Reyes Tabares se ocupó de maquillarnos.

Peluquería:Bárbara Suárez, de Barbareando, me peinó. Enorme amiga y renombrada profesional, con un toque personal y distinto… ¡no podía ser otra!

Convidaciones:Las diseñé misma y las llevé a una pequeña imprenta cerca de mi sitio de trabajo.

Música:Al comedor entramos al son de «O sea únicamente una Aproximación de Pereza», que nos trae enormes recuerdos de nuestra época universitaria. Y para continuar con la música, en lugar de vals, hicimos lo que pudimos (dadas nuestras talentos para el baile) con «Something stupid» (la versión de Nicole Kidman y Robbie Williams).


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