Uno de los elementos clave del banquete nupcial es la tarta. El postre ha de ser el colofón a un día estupendo. Las tartas de bodas han evolucionado mucho en los últimos tiempo y es un detalle que hay que cuidarlo al máximo. Te damos unos consejos para que aciertes al escoger tu tarta nupcial.
Cuando vayáis a elegir la tarta de la boda, no os fijéis solo en fotografías, ya que puede que el resultado no sea el que vosotros realmente esperáis. Preguntad en la pastelería si tienen algún modelo ya hecho para que veáis el resultado y podáis escoger una tarta sobre seguro.
Además, cuando os decantéis por un determinado establecimiento para hacer el encargo de vuestra tarta de bodas, tendréis que saber que esto es como los menús de la boda. Deberéis probar la tarta antes de decidir si queréis esa o no. No es la primera vez que unos novios encargan un postre y llega el día de la boda y la tarta no saben como esperaban ni es del tamaño que creían. Más vale cerciorarse primero.
La sencillez suele imperar siempre en los diseños de las tartas de boda. Los detalles más pequeños pueden inspirar a los pasteleros para montar el tema de una tarta nupcial. Los colores del pastel han de ser o blanco, blanco roto, champagne o rosa palo. Los tonos que se desaconsejan son los verdes, rojos y naranjas, más propios de otros eventos que de una boda.
Una vez hayáis escogido el modelo de tarta que más os gusta, id al restaurante y preguntad dónde se podría colocar. Un consejo: si queréis que el pastel de bodas forme parte de la decoración, pedid que la coloquen en una zona bien visible de la sala para que todos los comensales puedan admirarla.
Y por último, cuando se celebre la boda, recordadle a los camareros que deben guardaros el último piso de la tarta. Es una tradición que los novios se lo lleven y lo congelen durante un año hasta su primer aniversario de boda.