Los aficionados a la astrología y las tradiciones seguro que querrán escoger el día de su boda cuidándose bien de que la alineación de los astros sea perfecta. Y entre todos ellos, cómo no, la luna juega un papel muy especial.
No son sólo las bodas las que se ven influidas por los estadios de la luna. En jardinería, por ejemplo, hay muchas tradiciones que hablan de las tareas más adecuadas para cada momento del mes. Así, se suele decir que un enlace matrimonial será más propicio y deparará mayor prosperidad dependiendo de cómo se encuentra la luna. Por ejemplo, la luna llena es la preferida y la que todos deberíamos escoger si queremos que nuestro matrimonio comience con buen pie. Es una tradición que viene de muy lejos: los pueblos germanos y teutones, en los que la religión naturalista estaba tan arraigada, creían firmemente en esto y procuraban que las bodas siempre coincidieran con ella.
Otra luna perfecta para una ceremonia dichosa es la azul. ¿Os suena este nombre? Se trata de un fenómeno bastante peculiar que se produce cuando en un mismo mes hay dos lunas llenas. A la segunda de ellas se le conoce como luna azul, y se suele decir que es un día excelente para celebrar bodas.
Otras lunas no tan propicias
Tal como sucede en jardinería, también hay lunas en las que es mejor quedarse en casa… o al menos no celebrar una boda. Se trata de la luna menguante y la luna nueva: se suele decir que en ambas la energía no fluye como debería, algo que se trasladará a la pareja.
No todo está perdido si nos toca en suerte una de estas lunas. Se dice también que para “espantar” la energía negativa, la novia puede llevar gardenias en el ramo; esto hará, siempre según la superstición, que su nueva etapa se inicie de la mejor manera.
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