El sonido del mar, el atardecer derramándose sobre las olas, la tranquilidad que resuena en nuestros tímpanos y que pocas veces conocemos en las ciudades… Son sólo algunas de las experiencias que nos ofrece un crucero, y que lo convierte en una excelente elección para quienes buscan una boda diferente.
Disfruta de un crucero, y al mismo tiempo convierte el día de tu boda en un recuerdo inolvidable y original. No es tan difícil como parece ni es algo tan sólo propio de las películas: son muchas las agencias de viajes que nos ofrecen celebrar una boda en alta mar de esta manera, con todas las ventajas que supone. Para empezar, si nos agobia la posibilidad de una ceremonia multitudinaria (y es algo que acaba siendo inevitable en el momento en que empezamos a hacer recuento de los familiares y amigos que hay que invitar), casarnos en un crucero nos permitirá mucha más tranquilidad: normalmente se establece un máximo de unos cincuenta invitados. También suelen ser ceremonias más cortas, que van a lo esencial. Nada de parafernalias: tan sólo los votos que expresen el sello irrompible de la unión. Y por supuesto, huelga decirlo, el marco del paisaje marítimo a nuestro alrededor resulta difícil de igualar por ningún otro.
La renovación de votos, otra opción
A veces no está en nuestra mano escoger un lugar tan restringido para la boda; no resulta tan sencillo pasar por alto esos compromisos familiares que terminan conduciéndonos a un enlace más tradicional. En estos casos, escoger un crucero más adelante para renovar los votos puede ser una excelente opción. Generalmente son ceremonias más económicas, pensadas únicamente para las parejas, que pueden realizarse a bordo del mismo crucero o en una de las escalas de visita. Así que pueden convertirse en un estupendo regalo de aniversario… y por supuesto en una excusa para visitar ese país o esa ruta que no pudimos en nuestra luna de miel. Nunca es tarde para quitarse esa espinita, y además sin dejar a un lado el romanticismo.
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